Friday, August 25, 2006

Dos poetas argentinos


Julio Llinás y Francisco Madariaga

Ignoro la fecha de la foto. ¿Años sesenta? ¿Finales de los cincuenta? Lo cierto es que ambos fueron muy amigos y estuvieron vinculados a los llamados surrealistas argentinos. Léase Pellegrini, Ceselli, Molina, Bailey.

Llinás compartió en París residencias, tabernas y mesas con varios pintores venezolanos en los años cincuenta (Jesús Soto y Mario Abreu, entre otros). Madariaga estuvo en Venezuela en la Semana de la Poesía organizada por Santos López en el año 1995. Fue muy amigo de Juan Sánchez Peláez, el poeta venezolano que le inspiró un hermoso texto en uno de sus últimos libros.

En Querida vida, Julio Llinás escribió sobre Madariaga de esta manera:

"Aparte de nuestra vieja amistad y de la mutua consideración por nuestra poesía, a Francisco (Coco) Madariaga y a mí nos unía algo acaso más fuerte: éramos hombres de campo y de a caballo. Coco era dos o tres años mayor que yo y estaba muy enfermo de un extraño mal, a tal punto que yo intuía y temía su pronta desaparición.// Por mi parte, aunque aún no se me había aparecido el tumor en la vejiga, mi arritmia cardíaca y mi edad me mantenían en estado de latente moribundia. // En el acto de presentación de su último libro En la tierra de nadie en el que hacía un retrato verbal mío, leí estas páginas que eran una retribución y, en el fondo, una despedida:

`Llegó una noche de septiembre como una aparición de terciopelo, con la verdad de la pureza y la misión de imponer, secretamente, una presencia invisible como el oxígeno. Entre lagunas y palmares, siempre al costado de las ciudades inmensas, de las inmensas ruindades y traiciones, del oportunismo de las antesalas y de esa retórica de niños cantores, amarga como la baba del sapo, llegó para imponer una poesía verdadera y honda, enraizada en su sangre y en el más bello paisaje del hombre: la memoria (...). Don Francisco, este Julio que hoy le habla, ha querido obsequiarle, a su vez, este retrato desmañado. Ya está zumbando en el aire el lazo de la gran edad. Montemos a caballo, hermano. Usted su tordillo negro, yo mi gateado. Un crepúsculo de oro nos aguarda`.//

Poco tiempo después, murió Madariaga. En cuanto a mí, bueno, ya veremos".

P.D: En Venezuela fueron compañeros de viaje de Madariaga en su incursión llanera, Luis Alberto Crespo e Igor Barreto, a quienes dedico hoy este recuerdo.

3 comments:

Ana Isabel said...

Asi es la vida.. se va quien menos uno espera.. pero la vida es una y continua.. Madariaga pudo haber partido pero la amistad nunca muere

Ernesto said...

buen blog, yo tambien proximamente posteare sobre satie

Selfish Fish said...

Muy interesante su blog, muy leíble, nos vemos